Le dijo adiós y la volvió a besar...
Sus ojos, esos ojos que darían la vida por amor...
La volvió a besar sin soltarla desde el primer adiós.
Ella yacía en sus brazos, laxa, ligera.
Su amor fue como la promesa de un rayo de sol.
Se amaron como si el mundo los hubiera esperado desde siempre y sólo sus almas no hubieran sabido hallarse.
Se acariciaron hasta desgastar los gestos.
Se besaron hasta construir puentes entre sus miradas.
Y pintaron con luz los trazos que de sus cuerpos aún revoloteaban en las noches.
Era lo de ellos un amor como un tulipán: esperado, nacido de lo más profundo de la tierra, efímero, irrepetible.
Ella acariciaba con sus manos el rostro de él.
Y de sus dedos salían colores, brillaban estrellas.
El rojo de las mejillas, el azul de sus ojos, el blanco de su fulgor, el dorado de su piel, el castaño de su scabellos...
A medida que ella pintaba, el hacía de sus suspiros una melodía.
Era lo anhelado y lo inesperado. Era l aluz y la sombra.
Eran dos y parecían tres: su lujuria, su tristeza y su avidez.
Sería su último beso, ese sería su último pedazo de amor.
Ella partiría para no volver.
Y los retazos de su cadencia alumbrarían el camino de vuelta.
Ella seguía aferrada al aire, el sujeto a su cintura.
Sería así por todas las eternidades, como hubo de ser antes, eso lo sabían.
Un rayo de luz en una temprana noche de primavera.
Un grito de amor desgarró el andén y abrió la tierra de los sueños.
El humo de un cigarrillo consumió la llegad del tren.
La neblina se confundió con la rutina.
Y la niña de los ojos que lloraban amor bajó el rostro.
Su amante eterno la miraba partir con los ojos ardientes y la mirada corrida.
Su mano se abrió, dejándola partir hasta la esencia.
Un cataclismo de llanto le cayó en los hombros.
Un hálito de fortaleza la ayudó a parecer normal y sentarse.
Mientras él caía en brazos de su abrigo, ella descubría la sensación de volar nuevamente en libertad.
El partiría sin saber la suerte de haberla tenido en ese instante.
Sin saber que ese sería su último beso...
... hasta que se reencontraran en la próxima eternidad.
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