Tras algunos menesteres del tipo personal (incluida la desaparición de la letra "v" de mi teclado a manos de las garras de un torpe felino), y sin ánimos de querer realmente excusarme (por aquello de que cuando no se es famoso no se le considera a uno realmente indispensable), quiero hacer públicas mis más sentidas excusas por no haber cumplido con el ritmo de escritura, lectura y comentario a los que los tenía acostumbrado.
Sé de la constancia y consecuencia de mis más nuevos amigos, que me han posteado por acá. Los viejos me lo han hecho saber todo por vías más ortodoxas. Pero a ambos quiero recordarles que el tiempo resulta efímero cuando uno se la está pasando bien...
... cuánta razón tenía Einstein con su teoría de la relatividad. Nunca bien ponderado en los cursos iniciáticos de física que cursé en mis antiguos estudios universitarios, se me revela ahora en su magnificencia a través de mi camino zen - taoista. Ha vuelto un baúl de recuerdo y un intrincado laberinto de posibles filones para explotar a través de mis escritos acá en un futuro.
Por los momentos, tranquilos. Hoy sólo me provocó hacer lo que las musas me inspiraron y la creatividad dejó fluir. Sean bienvenidos de nuevo a mis deambulares creativos...
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