Hoy quiero...

Quiero poder hacerle cosquillas a mi alma y acariciar nuevamente todos los recuerdos hermosos, todas las luces claras que me alumbran desde atrás de mi mente, que me llenan de claridades las oscuridades.

Quiero flotar por los aires y ser conciencia más perdurable.

Quiero vaciar de piedras mi camino sabiendo que, de hacerlo, será porque ya lo haya atravesado y habré tenido que tropezármelas para saber que allí estaban.

Hoy quiero ser incoherente y completa, superior a mi vacío relativo.

Saber por qué soy y no el por qué soy como soy. Quiero ser luz y tierra, agua y canto, pervivencia y levedad, esperanza y angustia, todos los extremos y los matices. El ocaso de la luz y la certeza de la duda. La precisión de la pregunta y la duda de la certeza.

Hoy, también, eso quiero ser.

Dejo a mis dedos escribir lo que mi mente loca les dicta. Y quisiera saber y poder escribir así siempre. Ser la claridad del aparente absurdo, ese construido desde la trémula humildad que se siente ante el empíreo y la rotundidad de lo supremo en la novedad de lo cotidiano.

Saber, sentir, pretender... son sensaciones vacuas, son causas de nuestra cotidiana locura.

Quiero ser la locura que quema, que se reconstruye a fuerza de eliminarse la lógica y la presencia de lo corriente.

Quiero ser más de lo que soy y sé que no puedo hacerlo sin aprovechar antes que ya soy más de lo que fui.

Ojalá que la vida me dé la certeza de no perder mi rumbo, de no desconectarme de mi esencia más pura, de no errar el disparo cuando lance las flechas de mis sueños en la dirección que mi corazón las dirija.

(Escrita mientras oía Ojalá, de Silvio Rodriguez...)