30 ene 2009

Caterpillar y samurai (con traducción)

"Les filles dans nos cœurs
Font des travaux d'aménagement
Souvent au marteau piqueur
Et sans ménagement
Si vous voyiez dans ma poitrine le chantier
Il se peut que par déprime comme moi vous chantiez"

Caterpillar. Alain Souchon

Mi traducción:

"Las chicas, en nuestros corazones,
llevan a cabo trabajos de remodelaciones.
A menudo con martillo hidraúlico
y sin planificaciones.
Si vieran en mi pecho la cantera
puede ser que por depre, como yo, ustedes cantarían"

Caterpillar. Alain Souchon.


El asunto de las remodelaciones en el corazón, la lista de amores sombríos y de desengaños crueles es común a ambos sexos. Pero hace unos días mi amigo D hablaba de darse la oportunidad de vivir, de agarrar 10 minutos de felicidad, que es todo lo que tenemos, y sentir a plenitud todo lo que haya de sentirse.

Hace unos días, me dí cuenta que sí, que casi siempre nos fiamos de que el tiempo es eterno, de que la vida es muy larga y, en realidad, se nos va en un soplo. Incluso los que sabemos que la vida es casi del tamaño de un suspiro... es del tamaño del suspiro de un enfermo con enfisema pulmonar.

Y prefiero, realmente, un "mucho" en muy corto tiempo que un "muy poco" en un plazo largo. A Alain, lo único que se me ocurre decirle es que no puede quejarse de tener esa cantera por las excavaciones que ha habido en su pecho. A mi amigo D no puedo decirle más que no puede quejarse por haber creido que era sólo carne molida y no un apieza entera. Ninguno de los dos puede quejarse de llevar colgando boquetes y cicatrices en sus pechos. Y yo no puedo quedarme parada por el miedo tampoco, no tengo derecho a utilizar mis batacazos, mis boquetes y mis cicatrices como argumentos que validen que me entregue por pedacitos, a medias, en ciertos aspectos simplemente porque no me considero una unidad, porque ya no tengo mármoles sino vetas de cobre...

... en realidad, ni Alain, ni D ni yo podemos quejarnos: el tener boquetes en el pecho, cicatrices que nos hagan parecer tigres de las estepas rusas y batacazos en la testa, sólo indican una cosa: que hemos vivido.

Y creo que no tiene sentido para un samurai el sentarse como un hermitaño en las montañas para evitar las heridas posibles: debe salir a hacer su trabajo cuando le corresponda y saber que sus marcas de guerra son simplemente tatuajes de honor, cicatrices de ética, lunares de sabiduría.

2 comentarios:

Daniel Miracolo dijo...

Lulu, por las cicatrices que dibujan un mapa inutil en los cuerpos y en el alma, es que nos merecemos los 10 minutos.
Los condenados 10 minutos.
Los maravillosos 10 minutos.
Y lo he leido todo.

Anónimo dijo...

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