12 mar 2012

El uno y la otra: Despiértame cuando pase el temblor

Sí. Tienes razón.
No, ¿para qué te serviría que yo te diera opinión alguna? Ya decidiste que así debía ser, que eso es lo mejor que podía hacerse. No, no es crítica alguna. Bueno, me pides mi opinión y te la dí, ¿no? ¿Por qué he de tener que argumentarte todo lo que hago, cómo lo hago y por qué lo hago? En el caso de que lo haga. Si no lo hago, también tengo que darte los por qués. Porque, sí. Sólamente porque a tí se te antoja. ¿Por qué simplemente no eres cónsono con lo que dices y me dejas hacer lo que se me acciona hacer y ya, sin más?

Sí, todo se está yendo al carajo, ya me dí cuenta. Y prefiero que me despiertes cuando pase el temblor, cuando todo se halla ido, cuando todo halla pasado. No quiero ver como todo se desmorona. No quiero saber qué pasa ni cómo pasa. Creo que podré enfrentarme a todo, a todos, después de descansar, luego de dormir, luego de re-hacerme por dentro. Necesito dormir. Me necesito para mí. Me caerá bien descansar para pensar de maneras nuevas frente a nuevos escenarios...

... porque ésto, para mí, es la repetición de una escena que no me gusta. Y la repetición es, para mí, un infierno.

Así que, por favor, despiértame cuando pase el temblor. Así podré hacer como decía la canción de Soda Estéreo: "caminaré entre las piedras hasta sentir el dolor en mis piernas". Y no me quejaré porque no me pesará.

No, no me importa un carajo lo que tengas que decirme. Y a ti tampoco va a importarte lo que yo debería decir pero no diré porque me desaparecí de todo esto. Sí, no te va a importar un ápice. Eso lo tengo clarísimo, aunque tú lo niegues y no lo veas así. No, no me importa, de verdad. Y no, no te voy a explicar por qué decidí que dormir era lo mejor para mí. Ya es bastante con que te estoy argumentando por qué abandono el barco aquí...