7 mar 2011

Reflexión del 12 de diciembre de 2010

Muchos cambios en muy poco tiempo.
Mucho trabajo para días muy cortos.
Es, ciertamente, un tiempo de gracia, como me decía el I-ching.

Claro, como siempre pasa, el cielo ve venir las cosas antes que uno pueda siquiera percibirlas.

Probablemente si preguntara algo al cielo ahora mismo, me diría que no puedo seguir temiéndole al cambio (irremediablemente, la vida como rueda que es, girará y esta gracia perfecta que vivo ahora, cambiará) pues la vida es un círculo y así debe ser y debo aprender a disfrutar cada estación, cada día, cada cosa que me pasa, cada momento en cada lugar, cada experiencia en mi quehacer.

Siendo así las cosas, sólo me quedar darte las gracias, cielo amplio y luminoso, por tood lo malo que me has dado y todo lo bueno que me has dado. Lo primero porque me hace saber cuán grande es lo segundo. Y lo segundo porque me hace ver cuán necesario es lo primero para poder ser humildes y solidarios.

1 comentario:

Lulu dijo...

Y sigue teniendo vigencia hoy... aunque fue escrito el 12 de diciembre.