29 jul 2010

Carta a tí, que me dejaste aquí. Carta cuatro

Siempre te dió por hablarme en el silencio de la noche.
Todavía me acuerdo (¡¿cómo olvidarlo?!) el día de las teclas en la computadora.
¿Cómo olvidarlo?

Lo siento.

Todos estos años te he reprochado cosas. Te he acusado de más cosas.
No es que no fueras culpable de ellas. Pero las he antepuesto a las cosas bonitas que me regalaste.
Las he antepuesto, incluso, a lo que me enseñaste. O lo que se suponía que yo aprendiera contigo.

Aún, lo sé, no he visto todo lo que me dejaste.
Pero me acabo de dar cuenta que fuiste el único medio posible para que yo aprendiera las tantas cosas que debían convertirme en la que soy.

Incluso, a pesar de mi ignorancia.

No lamento tu partida. No puedo decir que la celebre tampoco. Pero vengo a darte las gracias hoy.
No, no vine sólo a reprocharte.

Sí, me heriste profundamente en más de una ocasión.
Y ni hablar de cuando me dijiste en el bautizo del disco de Jan por qué no querías bailar.
No voy a mencionarte las demás. Las otras. Las casi cotidianas.
No. No tiene sentido.

Prefiero recordar la cara de felicidad que ponías cuando yo encontraba suficiente abrigo en aquella horrorosa chaqueta marron que me regalaste.
O, quizás a tí también te guste recordarlo, cuando acariciaba tu entrecejo con cuidado. Me gustaba mucho esa parte de tu rostro. Era tan suave, tan pura, tan etérea.

Gracias.

Por haberme hecho reir tantas veces como me hiciste llorar. A ratos una, a otros tiempos la otra. Y por intercalarles sabidurías de las tuyas.
Por tus silencios que me empujaron a hablar tantas veces.
Por hablar. De más a veces. Sinceramente siempre. Con amargura a ratos. Con hastío sincero en otras. Con nostalgia y tristeza en otras más.
Por tenerme tanta confianza y saberme tan capaz de lidiar ocn cualquier obstáculo que me dejaste a mi bola y suerte en país ajeno y con idioma raro en más de una ocasión.
Por temer tanto por mí que me obligaste a cambiar mis maneras de ser para adaptarme mejor a mi entorno y ser más parecida a los demás.

Gracias. De verdad. Por haber sido como eras para empujarme a ser como soy.
Y por cuidar de mí a ratos, a veces, cuando me doy cuenta. Allá, donde quiera que estés.

Te mando un abrazo enorme, J.

5 comentarios:

marichuy dijo...

Ay Miss: qué estremecedora carta, sin asomo lacrimosa, pura y cierta como esa parte del entrecejo de él (¿él?) que a usted le gustaba acariciar. No tengo más que agregar, acaso remarcar que a veces, por increíble que parezca uno acaba agradeciendo más las lágrimas que las risas.

Un abrazo

PS Cómo, Miss ¿otra plantilla? Usted sí que me la gana (dicen que yo cambio mucho de plantilla)

Yo NO SOY Cindy Crawford!! dijo...

Era necesario que hagas esto. me alegro mucho por vos.

Son deudas que no pueden quedar pendientes. Sensaciones que no podemos dejar de lado. Agradecimientos que tienen que llevarse a cabo.

Por vos. Para tu tranquilidad.


¿¡Cuándo va a llegar ese méndigo paquete!?

Lulu dijo...

Miss:
Menos mal que no le dio por llorar a nadie. Menos mal que se entiende que ando tranquila y que es dde tranquilo agradecimiento la cosa.

Y sí, a veces, no es nuevo, le he dado las gracias en silencio por las muchas cosas malas. Más que las buenas. Es que de las malas aprende uno. Las buenas sirven para llenarle o serenarle el alma a uno.

Uh! Y prepárese! es que no me gusta la plantilla tan abigarrada. Ando explorando, ando hasta pintando yo. Ya veremos por aquí qué hago... pronto, pero no sé cuán pronto ni cuando.

Yo no soy de las que cambia a menudo (me gusta eso en usted), pero cuando me da por cambiar, es radical. Sólo que esta vez, ha sido inusualmente largo el proceso para mí.

Le dejo un abrazo!

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Mi negra...
Hace rato que lo hago. de voz interna. De viva voz, nunca. Por escrito, bueno, no es la primera pero sí es la más sesuda.

Y sí, vos tenés razón allí: para mí, para mi tranquilidad, era necesario.

Y para que pueda volar, también. Que con pesos, uno no puede volar.

El paquete? Para mediados de la semana que viene! Hoy es el 5to día hábil.. .a mí me dijeron que se tomaba 7 días hábiles. Si no llega al décimo, se lo robaron y me voy a morir de la calentera.

Anónimo dijo...

Hola.! magicamente llegue hasta este blog, y debo confesarte que estoy enamorada de los escritos.. Me identifico. Tienes twitter.? Eres maravillosa Lulu.. Saludos y buena vibra desde la isla de Margarita :) Atte: AAAB.

Lulu dijo...

Señorita "anónima" AAAB:
Y no, por desgracia para tí, no tengo twitter.

No sé qué haría yo con un adminículo semejante, yo, que abogo por vernos más a la cara y escribirnos menos mensajes de texto en el celular...

Pero me puedes encontrar por el chat de gmail asociado a mi correo del blog (si te sirve de consuelo)

En todo caso, gracias por tu sentidísimo mensajito. Me alegra que encontraras compañía en tus idearios cotidianos!:D

Un abrazo y toda mi buena vibra desde Caracas!:D