19 may 2010

Carta a Emiliana y Sonia

Querida Emiliana,

A veces te siento como si estuvieras a mi lado. Quería decirte eso, me provocó empezar por allí. Dirás que estoy loca, pero nunca nos escribimos largas cartas. Ni cortas tampoco. No nos escribimos. Y tú siempre te quejas porque yo no te cuento "nada de nada". Se te leen claramente los dos sentidos (diferenciados) de cada uno de los "nada" que utilizan en una frase que, para tí, es "hecha", así desde siempre. Así que decidí empezar por ahí, empezar así. Y quería decirte que, a veces, te siento como si estuvieras a mi lado.

Hoy me pasó, por ejemplo, cuando venía manejando el carro. Y en el tráfico te oía decir "ya se hizo de noche, si algo te llegara a pasar en ese carro tuyo que siempre falla y cuando no tiene una cosa tiene otra... ya deberías estar en casa, no?". Pero, en realidad, ni estabas detrás de mí ni en el asiento del copiloto: sólo estabas en mis oidos cerebrales, esos que recuerdan frases enteras de las cosas que me dices, así como tú recuerdas lo que te da la gana de lo que yo te digo. ¿Será por eso que tengo la capacidad de recordar palabras y frases enteras? Me ví forzada a recordar lo que ambas decíamos desde muy pequeña porque tú tenías otras cosas en qué pensar (cosas hermosas, inquietantes, azarosas, muchas, etc)y nunca oías muy bien nada de lo que yo te decía, concentrada como estabas en tus cosas. O escuchabas lo que te provocaba y lo demás lo desechabas. No lo sé. Digo que no sé ni cómo oías ni si eso de recordar todo, siempre, me hizo tener la memoria auditiva que tengo.

Siempre me miras en silencio. No sé qué pasa por tu cabeza pero pareces atesorar, como máquina fotográfica, instante a instante de nuestros encuentros. Yo me alimento de nuestros silencios. Tú de nuestros pestañeos, sonrisas, silencios. Las dos, de lo que compartimos mientras nos vemos, nos sentimos cerca y nos sonreimos. Esos dichos que no se enuncian entre las personas que se conocen mucho, que se extrañan tanto, que se saben perfectamente independientes de la otra persona pero tan atadas a la vez...

Quería escribirte sólo para decirte que a veces te siento como si estuvieras a mi lado, cuando en realidad no estás aquí. Eso es todo. Nada más. Que para decirlo habría podido contártelo y no escribírtelo, pero hubiera interrumpido el próximo rato de encantador silencio dialogado que compartamos.

Ahora sí lo sabes. No puedes decir que no te digo nada de nada. Y pretendo escribirte de aquí en más. A veces, no te ilusiones. Que nosotras no somos de escribirnos ni largo ni corto, ni mucho ni poco, sino de recordarnos internamente que es bueno escribir a la otra. De reprocharnos internamente que no hemos escrito a la otra y de sonreir cada vez que nuestros pensamientos versan sobre la otra.

Te quiero mucho, te mando un abrazote gigante!

L.

PS: Salúdame a Sonia. Ella a veces me parece tan antítesis mía que no puedo evitar sentir que, de alguna manera, nos parecemos demasiado y, sólo por eso, a veces nos irritamos mútuamente. ¡Pero la quiero tanto!

4 comentarios:

Yo NO SOY Cindy Crawford!! dijo...

Antes nos ecribiamos cartas con mi amiga.
Nos veiamos todos los dias, y cada uno de ellos nos entregabamos una carta.

A veces hay cosas que sólo te salen mientras escribís, y está bueno poder compartirlo, porque de esperar que salga en palabras con voz, quizá nunca sea posible.

Besos.

María Elisa Quiaro dijo...

gracias por ese puente y ese encuentro de almas amigas que sólo puede darse en esta telarana-laberinto. Qué bueno que de nuevo estás aquí. Yo apenas tengo tiempo de abrir mi ventana para que no se le oxiden las bisagras. Pero tú palabra me trajo tu retrato y tu voz de ese siempre de hace mucho y tuve que venir corriendo hasta tu casa a dejarte un abrazo y la alegría de los encuentros.Y sí sigo con la ceramica y ahora con un proyecto mayor estudio para ser profe de historia y teoria del arte, trabajo mucho pero me emociona y mi mariposa crece y me sigue maravillando como siempre. y tu lulu, como te trata la vida.
besos

[ berna ] dijo...

Esta es una de esas cartas que, igual si no hubiese sido escrita, el mensaje habría llegado.
Es hermosa la amistad cuando no hace falta decir mucho para entenderse aunque sigo estando en pro de la comunicación.

"Siempre me miras en silencio". Pocas personas (si hay) generan esa sensación en una... y qué valioso sentirlo así!

Lulu dijo...

Miss You, the only one!:
Ah! Qué amistad tan bonita!:D Eso no me pasó nunca a mí, en la escuela no tuve amigas. Bueno, no después de los 9 años. Desde el preescolar hasta el 2do grado los hice en una escuelita donde fui "otra más", desde los 9 en adelante, los hice en otra donde siempre fui "la nueva", aunque ya era yo muy vieja allí.

Supongo que siempre fui "rarita" desde chiquita y se me notaba de lejos. Una amiga en la universidad ha sido la única que logró atinarla con esa: "es que tu cabeza es distinta de las demás". Y eso que yo todavía no escribía.

Quizás, de haber escrito en la época, ella y yo hubiéramos sido más que las "hermanas" que nos llegamos a mentar muchas veces antes de que agarrara sus cosas y se fuera del país... Y quizás por eso no nos escribimos tanto ahora: esos silencios que nos comemos en la distancia que nos separa, sirven para hacernos sonreir de las cosas que nos recordamos de la otra y la nostalgia que nos llega a ser accidental-descuido propio.

Besos también para vos!!

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Ontokita:
Me toca responderte en tu taller con ventanas abiertas. ;)

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Berna:
y no sé si el mensaje habria llegado, pero igual creo que se hubiera sentido con el paso de los años o algún día se lo hubiera dicho...
... porque, por la razón que sea, aunque soy muy comunicativa (tu sí sabes cuanto!!) nunca logré enunciarlo a pesar de todo el tiempo de amistad que llevo con Emiliana y Sonia.

Gentes tan inusuales como comunes a la vida de muchos de los que deambulamos por ahí.

Te mando un abrazote enooooorme!:D