28 ene 2010

Diez metros de caoba

Entre ellos habían diez metros de una caoba finísima, oscura, pulida, hecha una espléndida mesa de patas torneadas.

En uno de los extremos estaba él. Un ser de esos que parecen sacado de las filas de aliados de Satanás en la tierra. De cabellos negros, ojos de idéntico color, y mirada de profundidad intimidante, iba acompañado de un algo imperceptible que tenía la facultad de envolver todas sus palabras con un halo de "cosa sucia", aún en el comentario más inocente, relacionado con una banalidad mundana como que la sopa estaba poco salada.

Del otro lado, estaba ella. Un ser de esos que parece hecho a imagen y semejanza de una intrigante Monalisa. Hermosa, de sonrisa encantadora, con un misterio que parecía nutrirse de la dulzura que poseía y que contrastaba con la descarnada sinceridad con la que juzgaba todo lo que le parecía digno de sus pensamientos.

En el medio, entre ambos, se encontraba esa semilla de deseo que los empujaba a mantenerse respectivamente en sus distantes y seguros puestos de vigilancia mientras se sabían irremediablemente atraidos, conquistados y arrasados por el otro. Sus miradas se cruzaban y sus sentidos se deseaban. Sus silencios, incómodos al principio, eran gozosos ahora. Sus gestos, de espontaneidad conpiscua, comenzaban a hacerse cómplices.

Y fue merced a su par de labios rozando su copa de vino, que él sintió una caricia en sus labios. Y fue porque su mano tomó delicadamente entre sus dedos el tallo de la copa tulipán que él sostenía, que ella sintió como le faltaba el aire ante una caricia que le recorrió toda la espina dorsal.

Y sin dejar los diez metros de separación, todo recuerdo de la comida que debían compartir, quedo enterrado entre besos, caricias, suspiros, gemidos y espasmos de gustos compartidos y revelados que nunca llegaron a ser verdad. Pero ciertamente nunca fueron mentira.

6 comentarios:

Karla dijo...

me encanto tu entrada!

Yo NO SOY Cindy Crawford!! dijo...

Me voy a llorar a otro lado.
Ya vengo.


























A veces estamos a centimetros de alguien y es como esos diez metros, no?
A veces estamos a metros de alguien, y es como esos centimetros...

Y no sabés si llegaron a ser verdad, ni tampoco mentira...









































Buuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuaaaaaaaaaaa!!!!

Anónimo dijo...

nostalgicas las compañeras....
este post se parece mucho a una novela (libro), que me entretiene ahorita...
pero la Srita Cindy tiene toda la razón... tan cerca y tan lejos o tan lejos y a la vez tan cerquita...
y para colmo resulta que siempre es mentira...
:(
abrazos

Gael dijo...

Me encanta...lo sabes...
Veremos si 10 metros de Caoba bastan... Y no hay porque llorar chicas, es mas para soñar despierta!!

Gael dijo...

Cuentame que sigue....

Lulu dijo...

Mis estimadas:

Karla: Que bien! Gracias!

Miss You: Original as always... lo suyo se cuela por los resquicios de lo que los demás escriben. Y no sé por qué el sufrimiento si en el relato lo único que pretendía transmitir era tensión...
Acá le dejo un pañuelito, señorita, séquese esas lagrimotas!!

Anita: Y qué libro será ese? Jum!

Gael: Gracias!!! Y sí, ciertamente, para soñar despiertas...

Gael 2: Oh! esto es con reto y demás??? SOCORROOO!!! Qué invento apra reconectar las historias!!!