27 oct 2009

Cartas de mi para tí. Número 1

Lo tuyo no tenía remedio.
Sólo ahora puedo verlo bien.

A estas alturas del partido me pregunto ¿Qué pude verte?

En algún punto sé que debíamos juntarnos.
Que eras lo mejor que me había pasado hasta entonces.
Que debías encontrar a alguien a quien amar.

Alguien a quien dedicarle todas tus lindas sonrisas
Y todos los chispazos de tus ojos negros.
Y todos tus pequeños poemas.
Y todos los poemas que tu amaste.

Alguien para quien una rosa fuera el mundo.
Y que el día de Saint Jordi/del Libro fuera un día de amor.
Y que tuviera la misma curiosidad tuya para leer
Y que no fuera de tu gremio

Alguien que pudiera leerte el pensamiento
Y corregirte las notas que escribías.
Y que se enfrentara al mundo entero de ser necesario.
Y que se volviera un ovillo tierno en tus brazos.

Sé que debíamos encontrarnos. Pero no entiendo qué te ví.

¿A dónde se fue todo el hermoso amor que nos unió?

Ese que ponía mis ojos a chispear
Y que me hacía sonreir desde el diafragma.
Y que me movía a abrazarte sin motivo.
y que me hizo olvidar todo el dolor que sentía.

Ese mismo que hacía que al menor amague de llanto tú me cobijaras
Y que me hacía predecirte hasta los insomnios.
y que te hacía sonreir cuando te tomaba de la mano
Y que me hacía creer de nuevo en los "te amo"

¿A dónde mierdas se nos fue?

¿Cuándo se nos deslavó el cariño que todo lo barnizaba
Y la indolencia te arrebató el deseo de hacerme sonreir
Y la frustración me colmó las ternuras que te prodigaba?

¿Cuándo mierdas se te ocurrió que yo era violenta?
¿Y cuándo se te olvidó que yo no soy esencialmente sino ternura?

Que debíamos encontrarnos, lo sé.

Yo debía encontrarte para volver a creer en el amor.
Y para superar todos mis miedos a confiar en otro querer.
Y para recuperar el valor de las palabras "te quiero"
y para sanar los raspones que le hicieron a mi alma de niña inocente.

Tú debías encontrarme y yo a tí.

Yo necesitaba reencontrarme a través de otro ser.
Exactamente para corregir la forma en que me perdí.
Y para poder volver a sonreir.
Y para bañarme de los colores que enmarcan mi rostro hoy día.
Y para jugar con las ondas de los miedos que antes me consumían.

Por eso, ¿olvidarte? ¿Cómo te olvido?
Si fuiste tantas cosas hermosas para mí...

Pero no sólo no debo recordarte, sino que debí desterrarte.
Hube de arrancarte de mi pecho de un plumazo
Hacer de cuenta que nunca me fuiste completamente honesto
Ni totalmente deshonesto...
... sobre todo en lo que respecta a tus "te quiero".

¿A dónde, pregunto, se nos fueron esas miradas hermosas y ese amor infinito?

Hoy sólo sabes mirarme con miedo.
Se te olvidó que sólo soy esa niña tímida, de mirada despierta, de ojos de luz y sonrisa de fresa. Y de besos de mango. Y de abrazos de sorpresa.
Esa misma niña que era tu bruja y tu damisela.
Que te secó tantas lágrimas y te celebró tantas risas.
Y que te calló la boca cuando quisiste justificar tu partida.

Y hoy sólo sabes mirarme con miedo... a mí!

Que sólo supe echarme a llorar cuando dijiste que te ibas.
Que olía que no era la razón que me dabas, sino la que te escondías.
Que te amaba con todo lo que era mi corazón.
Que me había dedicado a curarme para amarte como merecías.

Porque tú, para mí, merecías lo más hermoso que pudiera darte.
Y te fuiste con un cuento raro, un miedo falso y un olvido eterno.

Hoy sólo sé agradecerte y tenerte una curiosa mezcla de rabia y menosprecio.

Te agradezco haberme dejado sola, así aprendí a crecer.
Te agradezco haberme mentido al partir, así sólo supe que eras un cobarde.
Te agradezco haberte ido por etapas, así aprendí a sanar viejas heridas con el funeral que de tí hice mientras embalaba tus enseres para que los buscaras rápidamente en un trámite que no demorara mucho para que no me doliera tanto.

Me da rabia haberme fijado en tus cosas buenas nada más y no haber visto tus mordientes defectos.
Me da rabia tu cobardía para decirme la razón sincera de tu partida.
Me da rabia considerarte tantas cosas buenas en mi vida (a pesar de que sea cierto todo) porque al final, al partir, echaste todo por tierra y quemaste el jardín al partir.

Te miro y me pareces insufriblemente mediocre.
Te miro en la cara el miedo que dices te despierto... y me das risa.
Te leo tus comentarios de cuan felíz eres con tu presente y lo poco que eso concuerda con tu insistente deseo para reencontrarnos.
Eres una contradicción llena de dudas, una ambigüedad consolidada.
Y te me haces tan ridículo...

En esos momentos me pregunto qué pude haberte visto.
Y concluyo que el amor es ciego, bruto y sordo.
Y me da por pensar que, entonces, lo que siento por tí es odio.
Porque más te veo y más me critico los gustos.
Más te leo y más te desprecio.
Y más me miro amándote y menos me entiendo.

Logras hacerme sentir ajena y absurda en mi pasado...
... a mí, que siempre fui y cohesioné tanto en nuestra relación.

Entonces veo lo que hiciste conmigo y concluyo que, contigo, te llevaste mi ingenuidad, mi inocencia y mi arrobamiento.

Sólo me dejaste hecha una sal compuesta en el platillo de la balanza.
Peso más que antes.
Soy más compleja que antes.
Soy el resultado de varios procesos...

... y te agradezco por hacerme ser lo que soy...
... y te odio por hacerme llegar aquí a través de tanto dolor.

Porque sí, a fuerza de tanto amarte, convertí el dolor antiguo en admiración
Y cuando me abandonaste, se me cayeron todos los credos al piso y me volví suspicaz.

Así que, más que miedo, deberías tenerme admiración.

Porque, a pesar de lo que fuiste al principio en mi vida, al final sólo fuiste exactamente lo que fue el otro, el anterior a tí, el que tanto me quitó y tan poco me dió. Ese que tanto juraste que yo no tenía razones apra recordar pues se había acabado y jamás serías nada parecido para mí...

Un calamar asustadizo que tras una nube de tinta desapareció de mi vida para no regresar jamás.

Entonces, ándate, vete.
Ya no me importas nada. No me dueles un bledo.
Sólo me inspiras una mezcla de gratitud y desprecio.
Y ninguna, mi petiso querido, son suficientes para decirte un "te quiero".

2 comentarios:

Yo NO SOY Cindy Crawford!! dijo...

Mi Lu querida, el día que tengas una obra, voy a ser la primera en comprarla...

Sólo vos podés describir esas sensaciones de la manera en que lo hacés.

Ahí, en ese momento en el que todos nuestros sentimientos más puros se transforman...

LLoré a moco tendido cuando leí esto, porque el dolor es tan grande y la ingenuidad del momento nos hace sentir tan vulnerables.

Me postro a tus pies.
Me saco el sombrero.
Bravo mi Lu.
Bravo.

Anónimo dijo...

hola Lulu... será que somos mujeres y a diferencia de los hombres, las mujeres somos mas entregadas, somos mas vunerables a entregarnos sin medida y cuando eso pasa duele el final...
tu escrito en muchas de sus partes ha revivido mi amor pasado y popr supuesto pasajero...
como se sufre cuando tu amas y no se te ama por igual...
solo me falta sacar la casta y poder lograr ver con odio a ese ser...
pero no dicen que del odio al amor hay un solo paso?
o sea que quedamos como al principio...
:(