La vida pasa, nos hacemos viejos...
Las guerras y las épocas de paz siempre nos dejan recuerdos.
A veces los recuerdos nos dejan recordatorios...
... que no son más que trasticos menudos que atesoramos con particular aprecio.
¡Y válgame el cielo! ¡Qué estorbosos que pueden llegar a ser si uno no les pone coto!
Las cartas las pongo en una cajita. Una sola. Los paqueticos de cartas que no quepan allí, los compacto, comprimo y organizo.
Las fotos tienen album. Y leyendas. Y los tickets, florcitas aplastadas y memorias de viajes están colados al album respectivo.
La ropa que me trae malos recuerdos va a las donaciones. La que me queda sin recuerdos, la sigo usando y todo bien.
Pero, ¿Qué ha de hacerse cuando atesoramos chiches tridimensionales, pequeños, minúsculos o grandes? ¿Cómo se organiza ese desastre?
Ajá, aquí me ayudan ustedes. Y necesito su ayuda porque yo no me doy abasto ¡y se me murió la creatividad!
Todo consejito, tip, recomendación, astucia y argucia me vale... ¡La espero con ansias!
Gracias de antemano a su paciente lectura y sincero deseo de ayuda.
Atentamente,
La Gerencia.
2 comentarios:
Cagá quemando todo y a la mierda.
Asi de simple.
Hum!
Siempre aflorará tu creatividad, llegas con cada cosa, por ejemplo este fabuloso trozo de cosas sueltas, imperdible el detalle de la Lulu psicorigida con el orden de las carticas, foticos y demás.
Un abrazo
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