De su boca sólo me quedan los besos que no me dió.
De sus manos sólo me quedan las caricias con las que me decoró.
De sus ojos sólo me quedan los brillos que en ellos la lujuria pintó.
De su aliento sólo me quedan los suspiros que mi picardía le arrebató.
Nada de esto es bastante para construir una certeza. Ni buena ni mala, ninguna certeza.
De él sólo recuerdo el aroma profundo de un café al atardecer, el crujiente gusto de una buena conversa al calor de un cigarro de sabor húmedo y la imperturbable cadencia de un piano en sus caprichosas manos.
Sólo el perfume de sus silencios, la fidelidad de su espera y su sonrisa de vencedor me acompañan aún hoy, cuando todo está dicho y nada se ha hecho.
Y eso sí es una certeza.
2 comentarios:
años sin pasar.. lei todo lo que tienes..
estas escribiendo seguido lulu
Jejejeje... Años sin ver tu ip, es verdad. Asimilaste todo tan pronto?
Y sí... a eso de "escribir seguido" se le llama "inspiración" en mi tierra... ;)
No se pierda...
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