10 mar 2010

La ironía que define mi cotidianidad

Y quien lea la biografía del autor ruso de estas líneas, analice sus filiaciones políticas y vea hasta que punto lso extremos se tocan, entenderá por qué demonios terminó suicidándose de un disparo al corazón.

Claro, el todo pasa por haber vivido lo que se continúa viviendo en algunos regímenes gubernamentales, en algunos meridianos del mundo, bajo algunas características comunes entre estos pequeños reductor del idealismo (mal gestionado) que sublima los vicios humanos (excusándolos en las no-acciones de regímenes anteriores) y reduce los logros de cualquier campo donde la mente humana sea capaz de penetrar (ridiculizándolos como resultas de algún tipo de superchería ideológica de "entes" o "países" o "agrupaciones" de intereses ajenos a la propaganda que se propugna).

No digo más. Sólo me solidarizo con aquellos que sienten que todo está perdido y que nada se puede hacer. Que ven la vida escapárseles y el tiempo escurrírseles. Que sienten que eso no es para ellos y, sin embargo, se ven atrapados por un sistema, una matriz de la qu eno pueden excapar y donde todo es falso para ellos.

"La primera noche ellos se acercan y cogen una flor de nuestro jardín, y no decimos nada...
La segunda noche, ya no se esconden y pisan las flores, matan nuestro perro y no decimos nada...
Hasta que un día el más frágil de ellos entra sólo en nuestra casa, nos roba la luna, y conociendo nuestro miedo nos arranca la voz de la garganta.
Y porque no dijimos nada ya no podemos decir nada.
"


Vladimir Maiakovski

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