14 dic 2009

La vida entera y el polvo de estrellas

Podría pasarme la vida entera contemplándole sus miles de mañas y gestos personales.

Verlo poner azúcar al café, y luego revolver todo, es un acto que contemplo con la fascinación que no recuerdo haber tenido en mis límpidos ojos de infante. Lo miro extasiada, embelesada, embobada, como si jamás hubiera visto a nadie hacer cosa igual.

Me fascina. Me seduce sin provocarme espasmo hormonal alguno. Es más un asunto de deleite y contemplación voyeurista mezclado con un poco de curiosidad infantil.

Mis ojos devoran cada gesto de él: tomar el volante, explicar con un giro de muñeca la vuelta que dió su mundo, todo. Mis narinas se deleitan en su perfume. Mis manos bullen de emoción y más de una vez me ha provocado recorrerlo con la punta de mis dedos. Entiéndaseme bien: no es en plan sexual sino meramente sensual. Es como si estuviera hecho de alguna sustancia que no fuera humana ni nada conocido y quisiera descubrir su textura. Meramente eso.

Por la misma razón, supongo, sus silencios no me incomodan. Sospecho que, por eso, su voz me parece melodiosa. Me imagino que, por esta fascinación, sus ausencias me resultan sólo motivo de seguir explorando mi infinita curiosidad hacia su persona.

Y si no me hablara más, si simplemente se volara de la faz de la tierra y se convirtiera en polvo de estrellas, igual sentiría que mi vida puede seguir perfectamente su curso y nada le faltaría.

Es curioso, lo admito. Sé que a la gente le da por sentir que el mundo se les partiría en dos cuando sienten algo así por alguien. Pero a mí me ha dado por sentir que si está o no está es igual.

Sólo que yo no habría sabido nunca qué se siente estar fascinada por alguien que no te despierta el más mínimo sofoco hormonal, sino que te sublima todo el lado sensual de tu pequeña humanidad.

5 comentarios:

Gael dijo...

YO te entiendo!!! Es mas, te voy a hacer eco en el otro blog! Me encanta la sicologia humana, por loca!! Besos.

Anónimo dijo...

Hola Lulú! mira Tu! que manera de describir la sensualidad... sabes? eso es lo que mas me atrajo de... sus silencios que decian mucho sin decir nada, sus gestos, su hablar, su andar, su mirada... me fascina su mirada ...
y si a eso le agregamos el sofoco hormonal, pues por eso estoy como estoy... super empanada...
=D
abrazos

Lulu dijo...

Gael:
Por loca o no, la psicología humana es fascinante! :)
Hágalo... la leeré cuando lo publique ;D

Anita:
Y de qué otra forma se describe a la sensualiadad? Es la explotación, la exploración de los sentidos...

Pues con el sofoco hormonal incluido me ha tocado en un par de veces. Esta será la primera vez en la que, sin querer, las hormonas se fueron de rumba y me dejaron el regalo maravilloso de explorar toda mi curiosidad y fascinación... sin apegos amorosos de ninguna índole.

¿Lo tuyo? no está fácil. Pero se sale de allí, créeme que sí ;)

Abrazotes y fuerza! :D

Yo NO SOY Cindy Crawford!! dijo...

Hija de puta y la putisima madre que te parió...
Estás loca.

Boluda!!

O sea??
No podés!


Pasado el momento de éxtasis.
Entiendase mis insultos debido a que exactamente eso es lo que me pasó cuando conocí a la persona con la que estoy.
Y usted lo sabe muy bien.
Lo que YO no sabía... era que lo ibas a describir de semejante forma!!

Me postro a tus pies.
:P

Sos grosa.
Sabélo.

Lulu dijo...

Miss Cindy, but not the Crawford one:

Esteeehm... soy muy guacha, así podría validártela.

Lo de la locura, ciertamente, te lo acepto.

Claro que puedo! :D

Volviendo a la realidad de tu comentario: pero no te vayas a pensar ni un minuto que estaba intentando describir cómo te sentías (sientes) con respecto a cierto tercio que tú conoces y yo medio no... juro que no.

Lo que yo NO sabía en verdad era que, por cosas del destino, en conversa con Gael, saliera un tema a relucir y las dos, ¿coincidentemente?, nos hemos sentido así con respecto a alguien.

La referencia de ella está en el blog de las treinteañeras...

Y levántese, señorita, que me da vergüenza!!

(Gracias por decirme que soy grosa... yo todavía no me lo creo...)