25 nov 2009

Incomprensible, pero cierto

He abandonado mi casa, mis colegas, mi familia y hasta mi gato.
He abandonado mi blog, mis hobbies, mi meditación sagrada y hasta mi vicio de leer otros blogs.
Todo lo he abandonado los últimos días.

¿Que por qué razón funesta habría de reemplazar todo lo que me resulta querido, apetecible y necesario? Simplemente por...

Vestirme de mi misma y portar accesorios que griten que soy lo que no soy para hacerme pasar por lo que no soy mientras, apropiándome de una cotidianidad que me resulta ajena, llevo a cabo algunas tareas que me han sido confiadas. El todo con bastante discreción. ¿Lo mejor? Me pagan por todo esto y, encima, le doy rienda suelta a mi curiosidad infantil.

No, yo nunca fui fan acérrima de James Bond. Desengáñense: soy de las de Poe.
El asunto es que una personalidad como la mía no podía comulgar sino con una profesión así de particular: estoy haciendo de intérprete y traductora en un cierto taller para armar, desarmar y mantener un determinado equipo, destinado al funcionamiento de un determinado objeto que acompaña a miles de caraqueños en sus cotidianidades.

Así de grande (y modesto) es el trabajo de un intérprete.

Nunca se nos paga todo el esfuerzo que ponemos al levantarnos cada mañana más temprano que de normal para vencer todas las normas del tráfico citadino, saber al dedillo todo el léxico empleado, convencerse de que uno puede más de lo que cree y asumirse en roles que no le tocan (secretario-asistente personal, guía turístico-cultural y hasta fiel lazarillod e aquellos distraidos de mentes brillantes).

El todo, yo lo sabrán algunos mejor que yo, poniéndose codo a codo con todos los asistentes sin inmiscuirse ni un pelo en la labor realizada o el debate iniciado, sabiéndose merecedor de un improperio mayúsculo si el trabajo no queda bien hecho, exponiéndose al escarnio público si la fluidez se muere o las palabras se le escapan de la boca a uno y, no podía faltar, supeditando las necesidades personales y orgánicas en función del esqueña de trabajo del día.

Ya lo he dicho: semejante trabajo que suena tan poco agraciado sólo es posible si uno es lo bastante curioso como para que un "te imaginas...?" sea más fuerte que lo antes mencionado, como para que un "eso tiene que ser... " sea más motivante que cualquier horario regular y rutina deliciosa que uno tenga.

Antes lo he dicho: tengo una profesión estrafalaria.
Y ahora acaban de darse cuenta del por qué.

Tan pronto pueda, volveré por estos predios con cosas de las que siempre leen y disfrutan.

¿Mientras? Imagínenme con botas y casco de seguridad, brincando de un lado al otro de un taller enorme, con manchas de grasa en ropa y brazos (y hasta la cara), pegando gritos para hacerme oir en medio de muchas voces masculinas y un par de trabajos en curso en otras partes del taller, respondiendo preguntas que no me hicieron a mí, explicando cosas que no me tocará hacer, familiarizándome con enseres que nunca tocaré y registrando valores que no me tocará graduar jamas...

... para largar casi todo, lentamente, al cajón de los olvidos de la memoria cuando los días vayan diluyendo los miles de conceptos que hoy domino como si fueran míos, muy míos.

Visto bien visto, no soy menos estrafalaria que un espía a lo Bond o un artista de teatro. El asunto es que las dos cosas confluyen en mí. Quizás lo único que hace estrafalaria mi profesión es que está revestida de un halo de ensoñación diplomática mentras sigue siendo, en el fondo, asunto de adrenalina + mucho método + saber mandar al demonio la formalidad y etiqueta de la lengua si el caso lo amerita + un toque de masoquismo (como no) para poder soportarlo todo felizmente.

¿Incomprensible todo? Pero es absolutamente cierto!

4 comentarios:

Anónimo dijo...

wow! sabes un trabajo asi es muy divertido... conoces, tratas, disfrutas y por que no te explayas como tu quieres y cuando quieres...

abrazos enormes... que estes muy bien y por aqui estaremos
=D

Manzana. dijo...

siento que estamos igual, abusamos de nuestro aguante... por "amor al arte" xD

te seguimos leyendo XD

Yo NO SOY Cindy Crawford!! dijo...

Qué lo parió Lu...
Necesitaba leerte a solas primero para entender esto de acá, bien lo has dicho.

Y me quedé con una mezcla de bronca, resignación, duda, desconfianza...
No sé... es un amasijo.

Veamos el vaso medio lleno. Esto está casi terminando y de todo se aprende.

Porque si no lo vemos así.
Con botas y casco te vas corriendo al manicomio LU!
jaja

Besote.
Que te sea leve, corazón.
;)

[ berna ] dijo...

Resulta que la madre mía es docente de un liceo, pero es a la vez una artista frustrada, ella dice que lo que no pudo vivir como actriz o bailarina de tablas ella lo vive hoy día "actuando" frente a sus alumnos... un poco loco no? pero ni tanto porque a la vez se lleva bien con aquello del trato con las personas, los negocios, y la organización de eventos..y todo lo hace.
Algo que no deseo nunca nunca (destáquese el énfasis negativo) es tener un trabajo en el que tenga que cumplir un horario dentro de una oficina por siempre por los siglos de los siglos amén. Esa es una de las cosas que amo de lo que hago, que cada día es distinto, y si ensayo lo mismo lo experimento de maneras diferente.
Todo esto, mi queridisima Lulusa para decirte que eres privilegiada al hacer de algo que te gusta tu trabajo y tener la experiencia de vivir diferentes cosas para enriquecer tu vida y las historias que nos cuentas!
Asi que con casco, botas y talleres disfruta la experiencia que ya tendrás mucho más que contar.
Y ojo! esa sí eres tu... la estrafalaria que mientras más vive mejor escribe!

abashoo!!