En esta ciudad donde nos hicimos amantes

Aborrezco cada recuerdo que de tí queda en esta ciudad donde nos hicimos amantes.

Reniego de cada una de tus miradas fijas, de tu lujuria disfrazada de amabilidad con café y galletitas. De toda esa piel que nos cubría y que sentíamos, al punto de ser la única ética que nos gobernara y que nos permitiera violentar la moral.

Agradezco las reflexiones y algunas frases amenas que me han valido como punto de partida de algunos conceptos y teorías míos. Pero reniego de cada una de tus palabras de amor, cada una de tus declaraciones extemporáneas de sueños de a dos, y de cada menudencia que tuviste para conmigo: siento que sólo fueron mentiras arrogantes y lujurias ampulosas creadas por una mente muy egoista como para percibir la inmensidad de lo qu epor tí yo sentía.

Desprecio todas aquellas caricias de tu mano en mi espalda, de tus dedos en mis caderas y de tus labios en mis hombros. Escupo sobre aquellos besos que tus ansias me colgaron y todas aquellas centellas con las que tu ojos a mi desnudez arroparon.

Rechazo todos tus anhelos y de tí reniego. Y también de cada recuerdo que de tí queda en esta ciudad donde nos hicimos amantes.