27 jul 2009

Páginas matinales. Dia tres

Vienna propone en su blog un ejercicio que me pareció simpatiquísimo: por una semana, cada mañana, escribir 3 páginas de lo que sea. Como sea. Luego de la semana, detectar un tema recurrente, inventar unos personajes y escribir una historia.

Hoy es el tercer día mi semana. Los invito a hacer el ejercicio. Si quieren saber más, o quieren hacer otro ejercicio, vayan a su blog!

Páginas matinales. Día tres

Los tambores, rítmicos, pausados, acompasados, con voces ligeras, con cantos de la tierra, me encantan. No puedo decir que los alegres tambores de mi tierra me ponen triste o me retumban en las orejas. No puedo. Pero hoy ando de tambores acompasados, de ritmos lentos, de canciones salidas de la tierra, de la neblina de los tiempos, de los albores de la civilización.

Son criaturas mágicas, los tambores. Tienen en sus huecas barrigas la nada suficiente para que se acumule todo el sonido del universo. Son sus mejilas tensas las que, a fuerza de cachetadas y golpes, destapan una orquesta de melodías graves, siempre sentidas. Pasan de una risa a un llanto sin casi variar sus tonos y sus voces.

Cambio de canción, cambio de autor. Hoy sigo enfocándome en los tambores. No es música latinoamericana, es música de rituales, druida. Es música de arte, de circo. Es así hoy. Nada de tango, nada de lamentos. Hoy estoy de tierra, de mangos, de hojas, de verdes y azules, de amarillos y rojos, de cafés y tostados.

Hoy siento que mis pies están unidos a la tierra por raices invisibles de flores de azahar, perfumadas hasta que su aroma me satura los cabellos, nacidos de un tronco de musgo húmedo, de piedras grises y de tierra roja. Son mis brazos ligeras corrientes de aire que manotean colores con mis pinceles y procuran reproducir una realidad que fue mi cotidianidad en alguna vida pasada pero que en esta no es ni siquiera un recuerdo de infancia. Pinto árboles y flores, arabescos y formas primigenias de vida. Soy florecer, soy renacer. Soy lo que nunca fui pero alguna vez se insinuó, luego casi murió y, tras algún esfuerzo, echo a volar intempestivamente, con las alas bien abiertas y dispuestas a cazar y perseguir sus ideas. Sospechando que esas ideas sean sus sueños.

Hoy huelo a la trementina del mango y al sándalo de la madera. Hoy soy neblina que mira a través de las esmeraldas que me clavaron en los ojos. Hoy muerdo un canto de palomas y bailo un llanto vertido a través de la sangre que derrama mi corazón, hecho de chocolate y retama. Hoy acaricio los pelajes de cien hormigas que me caminan por las raices, chupando todo el nectar que pródigamente les regalo porque sé que el cielo, en su infinita generosidad, tendrá más luz, más aire, más agua y más amor para regalarme y abrigarme.

Soy, existo. No me yergo, no me recuesto. No camino, no me detengo. Estoy a donde quiera que voy. Me sorprende ser lo que soy. Me invade la impaciencia de querer descubrirme pero, de repente, me doy cuenta que soy obra inconclusa, que he de forjarme como las montañas se reconstruyen tras cada deshielo o cada avalancha. Soy un paisaje desforestado, que vivió en berbecho y comienza a ver los retoños, que nacieron hace 2 primaveras, echar flores. Soy ambiciosa e impaciente. Soy un nogal joven, no un pino añejo. Es normal, supongo, que los nogales quieran crecer rápido pues son frágiles en sus primero tiempos.

Me acompaño, aún en mi ausencia. Me sé completa aunque sé que me falta mucho por aprender. Danzo lo que mi corazón dicta y camino según indiquen mis caderas. Sé que languidezco de tristeza si me abandonan mis sueños y entiendo que sin anhelos estamos muertos en vida. Mi tierra y mi cielo ya no son más míos que cualquier cielo y cualquier tierra pues, cada vez más, siento la necesidad de salir corriendo y buscar otro suelo dónde plantarme. O de que venga algún gentil jardinero a remover la parcela a mi alrededor y la abone para una nueva floración de mis labios. O para darme a probar el gusto de otras montañas y otros ríos bañando mis pies y cobijando mis espaldas.

Estoy aquí, analizándome ridículamente en medio de un batiburrillo caótico de libros, archivos de cuentas pagadas, pinturas y pinceles, ropa limpia secándose al aire, un reguero de juguetes de un gato juguetón que se aburre de perseguirme los tobillos para mordisquearlos y sueña, felíz, con ratones que salen de azucareras a las 4 de la tarde, en medio de cualquier té, y lo hacen fantasear con la posibilidad de cogerlo. En esas, lleva ya 3 vasijas con asas rotas. Por eso no tengo cosas con asas en mi casa. Y las tazas las tengo colgadas. Todo lo que no se pueda sujetar, porque la temperatura lo impide, está fuera de mis rutinas en casa. Y las cosas tienen las disposiciones anímicas que tienen por asuntos de comodidad gatuna. Siento que él me conoce en el fondo, más allá de mi consciencia y mi lógica: nunca me gustó el té ni el chocolate caliente muy caliente, siempre fui de temperaturas moderadas.

Así que no me imcomoda. De verdad que no. Soy de caracter fuerte y de relativizaciones fecundas. Me adapto medianamente rápido y medianamente bien. Soy promedios, creo. Pero me dicen que soy un felino de mujer. De nuevo, creo que mi gato me conoce y por eso me hace desplantes y me lleva a organizar una casa de maneras acomodaticias para ambos: en el fondo él me conoce mejor que yo. El olfatea una esencia en mí que recién descubro o con la que recién me conecto. Sólo intuyo, sólo percibo lo que olfatean sus bigotes y me maúlan sus ojos de arena y bosque.

Soy un boceto de mí. Me he destruido y me he reconstruido un par de veces. De maneras tan profundas, de acabados tan perfectos, que no se diría que fui otra. Soy la que nunca pensé ser... y seré la que ni sueño ni concibo ser. Corro en pos de mi esencia primigenia , tratando de alcanzarla, tratando de reconstruirme con esa mujer que invoca a la muerte para hacer surgir a la vida, tratando de amar a la mujer de hielo que en mí congela lo más hermoso y lo perpetúa hasta hacer que lo grotesco parezca tierno. Trato de llegar a la esencia de mi misma a ratos, cuando en sueños floto sobre mí y me contemplo con ternura, con ganas de acariciarme los cabellos para arrullarme más profundamente, y también con ganas estrangularme para sacar lo más primitivo de mí cuando así sea necesario. Soy la primavera ahora. Soy esa primavera que fue anhelada sin verano ni otoño previos, sino aquella que un invierno sacudió e hizo florecer violentamente. Pasé así a esta primavera inesperada después de haber sido nada más que un bulbo tiernamente acunado en la tierra y sacado de su limbo existencial. Soy un arbol por fuera y un hermoso tulipán por dentro. Un tulipán que se abre a la vida en medio de un gélido enero político-social y cultural.

Pero soy efímera. Sé que la chamana interna, la vieja curandera que en mí habita, me guiará en la destrucción que dará paso a la reconstrucción de mi misma cuantas veces sea necesario. Cuantas pieles y garras sean necesarias. Gruño apenas. Casi un ladrido. Juego, como los cachorros, a morder y correr. Inspiro ternura, inspiro protección. Soy velluda, casi vaporosa. Soy casi un esbozo de vida, un soplo de milagro con patitas y ojos. Y sin embargo me siento y me creo independiente. Me supongo enorme y no sospecho todas las armas que poseo ni todo lo que me falta por vivir. Pero ya todas las destrezas con las que vine a la vida empiezan a insinuarse y retozo con mis hermanos de camada, ruedo por las colinas benévolas que me rodean, mordisqueo flores y persigo saltamontes de azar. Por fortuna, la sabia naturaleza me ha acompañado de mariposas que me cuidan y me decoran, mientras mi período de floración avanza.

Sé que llegará el día en que moriré. En que mis hojas, que aún no puedo ver, caerán. Que mis frutos habrán sido comidos hace mucho. Que mis raíces se pudrirán y perderé soporte. Que mis sueños, todos, habrán sido realizados. Que mis pájaros, aún ausentes, habrán partido y anidado 3 veces antes de llevar mi deseo de aventura con ellos. Sé que mis ramas no se estirarán más al cielo, sino que se dejarán caer. Pesadas, cargadas de vivencias y de marcas, buscarán la tierra. Las hormigas, con sus pequeñas patas, harán caso a sus narices y se irán a nuevos árboles, generosos y jóvenes, a seguir alimentándose del nectar de sus azahares.

Y a lo lejos, las tropelías de los lobos en las noches, buscando una nueva presa al claro de la luna, sonarán como los tambores de esas danzas rituales druidas que tanto me gustan oir porque me traen recuerdos de vidas pasadas que pintaba antes, cuando era un nogal joven que anhelaba convertirse en un arbol fuerte y sólido y que ahora, fuerte pero vencido, caerá a la tierra para alimentar sueños y cánticos, para inflar con relatos y susurros las mejills de los vacíos tambores que fabriquen los hombres.

Sé que será la que ni sueño ni concibo ser…

4 comentarios:

Ben!* dijo...

Que historia tan interesante!
Hasta creí oler las cosas que describías jajaja

(será que a esta hora alucino?)

Y bastante creativo el reto de tu amiga.. debería hacerlo alguna vez

Saludos

Vienna dijo...

Lulu: ¡Fantástico! ¡Qué evolución! ¡Qué ganas de seguir leyendo! Estoy intrigadísima por la historia que va a surgir dentro de poco. Normalmente, cuando se empieza escribiendo las Páginas Matinales, las primeras están relacionadas con motivos habituales (como la tuya con la ropa, con lo que vas a hacer a continuación...), entonces empiezan a emerger otros temas, otras preocupaciones, asuntos que tendemos a mantener embotellados dentro de nosotros mismos. Recuerdos de historias que ya no recordábamos. A veces las Páginas Matinales son expresiones de rabia, de angustia, de miedo, de no estar de acuerdo con la vida, de necesidades. Tus páginas están tan llenas de poesía, lo que me dice que tu vida está tan llena de poesía. No sé cuál debe ser tu trabajo pero tiene que ser algo infinitamente creativo y flexible que hace que tu mente nunca nunca deje de crear y de vivir cada instante de un modo artístico. Felicidades y ¡Gracias por compartir!

Gustavo Puntila dijo...

Lulu! Un pplacer, un placer leer tus páginas matinales.

Abrazo!

Lulu dijo...

Ben: Gracias! Qué bueno que casi te llevé a oler cosas... ;)
Y "el reto" es lo más: te hace ver cosas de tí, de tu vida cotidiana, de tu entorno, que nunca habías explorado. Es hermoso lo que pasa con estas páginas matinales.

Vienna: ciertamente sacan cosas, limpian las emociones, revelan, destapan y espantan cosas...

Tan linda que eres con las percepciones de "Poesía" en mi cotidianidad: tengo la alegría y la dicha infinitas de contar con una vida qu eme deja espacio para la creación. Y amo eso...

Felicidades a tí: has creado un espacio que da y recibe cosas hermosas!

Sr. Gustavo: Y deje que siga leyendo las demás! Esta en particular es muy descriptiva, muy sensorial... y sensual. Pero hay otra páginas de otras características.

En placer, siempre, tenerlo de visita por acá! ;)

Un abrazote!!