16 jul 2009

Somos millonarios

Caminito que el tiempo ha borrado,
que juntos un día nos viste pasar,
he venido por última vez,
he venido a contarte mi mal.

Caminito que entonces estabas
bordado de trébol y juncos en flor,
una sombra ya pronto serás,
una sombra lo mismo que yo.

Desde que se fue
triste vivo yo,
caminito amigo,
yo también me voy.

Desde que se fue
nunca más volvió.
Seguiré sus pasos...
Caminito, adiós.

Caminito que todas las tardes
feliz recorría cantando mi amor,
no le digas, si vuelve a pasar,
que mi llanto tu suelo regó.

Caminito cubierto de cardos,
la mano del tiempo tu huella borró...
Yo a tu lado quisiera caer
y que el tiempo nos mate a los dos.

Caminito. Carlos Gardel

Noche de tangos, noche con Osvaldo. Lo que pasa es que anoche se nos hizo casi noche de conversa. El pobre anda "apolillado" por un mal amor. Vida de tanguero, ¿no?

Sí, bailamos un par de piezas, pero no estaba chispeante como siempre y no estaba ni siquiera conversador. Y mudo, Osvaldo no es. Así que le dije tranquilita:

Lu: Boludo... a vos te pasa algo hoy porque ni hablas. ¿Cierto?
O: Y... tan visible es?
Lu: Si te digo que tiene pinta de mal de amores... ¿me acerco?
O: Qué mierda... soy de vinil transparente...
Lu: Jajajajajajajajajajajaja... qué vaina, loco... ¿Mal de familia o rasgo personal?
O: Hm! Creo que de familia...
Lu: Entonces no hay nada que hacerle...

Nos sentamos, par de vinos de por medio, hablaba yo de las piernas garabatas de una chica medianamente linda que bailaba allí y que se movía como si bailara salsa más que tango... y se ha largado el Osvaldo casi en un monólogo de despecho a lo Gardel-Le Pera.

O: ¿Qué hacen las mujeres con uno?
Lu: (Ojos pelados... pensando en algo que responder...)
O: Son malas ustedes... se burlan de uno, se hacen las tontas, se ponen de víctimas y se hacen las inocentes, pero le tienen a uno las venas amarradas en la mano y como a uno se le ocurra salir zafando... lo espuelan al dolor de uno. Jodidas! Bueno, vos no... pero son jodidas! Supongo que vos conmigo no pero con otros sí...

Veía atónita al pibe hablando... parecía letra de Discepolo, canción de Le Pera, despecho llorado por Gardel... no sé! Todo junto! Y yo sin poder defender al gremio porque, mal asunto, me hacía autoanálisis sin fin... ¿sería yo así también? ¿No? Ay! Qué jodido este autoanálisis!

O: No me hagas caso... perdona... lo siento... cierra los ojos un poquito que me encandilan... sólo se te ven ojos en esa carita.
Lu: (simulando cara de "sobrada"... no atónita) Mira, no sé qué te pasó... pero tiene pinta de despecho y lo único que te voy a preguntar es ¿Quién dejó a quién?¿Tu a ella o ella a tí? Y no me digas más porque sino vas a llorar aquí. Y no quiero recoger a un ovillo de metro-ochenti-pico de tanguero hecho mocos... hazme el favor, compadécete de mí...
O: (riendo divertido) Por eso es que me vine aunque no quería ni sacar la nariz de casa. Sabía que con vos me iba a divertir lindamente. ¿Cómo lo haces?
Lu: Ah! Ni idea... yo estaba seria y a tí te hizo gracia, algún despropósito hay.

Sonó "Por una cabeza"... y a ese gigantón se le aguaron los ojos. Yo no dije pio. El silbaba el tango y marcaba el compás con los dedos en la mesa...

Lu: Boludo... marquemos la milla... Hoy estás de a toque y la música no ayuda. Nos vamos por ahí, a boludear un rato, cambiamos los aires en esta convulsa ciudad, que no es Buenos Aires, te agitamos la rabia, no sé, algo... ¿te parece?
O: ¿Vos decís?
Lu: (ojos fijos en él, boca cerrada, dos pestañeos... miré mi copa y me tomé un par de sorbos y volví a clavarle la mirada...)
O: Sí, tenés razón... ¿Qué mierdas hacés vos con los ojos que ni abrís la boca y lo decís todo?
Lu: Se llama "lenguaje corporal", ¿viste? Además, eso es materia obligada de los estudios de "mujer mísera que me apolilla el alma"
O: jajajajajajajajajaja (por fin se reía el pobre pibe!!!)

Caracas de noche es linda: no hay atascones de tráfico. Se pueden ver putas caminando por ciertas calles a ciertas horas. Se consigue uno con malabaristas en los semáforos antes de la salida a escena de las putas. Se ven niñas lindas y chicos bellos ebrios por las calles riendo a carcajadas. Se cree que se está totalmente a merced del crimen y se sabe que hay un ser arriba que lo cuida a uno. O dos, o tres... que es mi caso.

A Osvaldo le dió por cantar tangos en mi carro, escogió la música luego que le oí las penas. Llegamos a la conclusión que, por mujeres, como por hombres, no vale la pena llorar.

Uno se queda con los recuerdos floridos.
Uno se queda con los momentos hermosos.
Uno sabe de memoria los sitios donde todo tuvo una razón de ser... aunque ahora no sepamos qué fue lo que pasó con ese amor.
Uno se sabe garabato de amor, pero sabe que lo es porque se dió del todo y entregó todo.
Uno, primeramente, presupone que el otro no entregó ni la mitad de lo que uno dió... y luego ruega porque haya sido el que supiera corresponder siempre todo lo que el otro le demandaba a uno.

Al final, uno es rico, millonario, y no lo sabe porque el dolor lo ciega. Entre recuerdos, momentos, sitios, sonrisas, pestañeos, besos, abrazos y aprendizajes, uno es casi Donald Trump y no lo sabe.

Así que, mandamos al dolor a volar por la ventanilla y nos dedicamos a gritar, lo que nos saliera del diafragma y el corazón en el momento:

-"Alguien te quiere y no lo sabés". Osvaldo en La Avenida Principal de Las Mercedes.
-"Hoy es el futuro de tu ayer... apúrate a vivirlo!" Yo en la misma Avenida, metros más adelante.
-"Mañana te espera un beso del cielo". Osvaldo, poético, en la Avenida México.
-"Eres único, sabías?" Yo, filosófica, a alguien en la Avenida México.

Y así por el estilo... matados de la risa... íbamos regando mensajes a viva voz por la ciudad, cantando tangos.

Nos respondieron con miradas feas, caras de sustos y algún "adiós" agitando manos. Sí, un bohemio me tiró un beso y me quedé seria y Osvaldo se moría de la risa.

A medianoche, como Cenicienta, estaba en mi casa, parando el carro. Luego de mi rutina nocturna, apurruñé a mi gato hasta dormirnos tras mi paseo por los blogs habituales y algo de lectura...

Esta mañana me levanté a las 6.30 y oigo mi celular sonar. Un mensaje. Osvaldo:
"Son unas mierdas ustedes, pero son divinas... Gracias por la noche. Te quiero!"

Y bueno... somos una mierda, pero somos divinas. No sé cómo tomármelo. Creo que como un elogio, ¿no? Las formas raras que tienen los chicos de expresar sus cariños.

¿Alguien me explica?

2 comentarios:

princesita ojos de arena dijo...

me pasaba por aquí espiando un poquito por tu blog y me ha gustado... creo que el mensaje de tu amigo tiene algo de razón, a veces hacemos cosas sin querer que nos convierte en desgraciadas y otras veces podemos ser tan dulces como divinas... algo de diablo y algo de ángel..
saludos!

Lulu dijo...

Hola Princesita!

Hum! entonces no estoy sola con ese pensamiento en este mundo, ¿no?

Creí que era yo que veía inocente, y hasta lindamente, semejante incongruencia de mi amigo...

Gracias por el revoloteo por acá. Yo he andado estos días también, curioseando en bitácoras nuevas. Tengo razones sobradas para meterme en la tuya ahora ;)