"...Porque hay algo que te vende, yo no sé si es la mirada,
la manera de sentarte, de mirar, de estar parada
o ese cuerpo acostumbrado a las pilchas de percal.
Ese cuerpo que hoy te marca los compases tentadores
del canyengue de algún tango en los brazos de algún gil,
mientras triunfa tu silueta y tu traje de colores,
entre el humo de los puros y el champán de Armenonville."
Margot. Carlos Gardel con guitarra de José Ricardo
Noche de tangos. Mal, de gozárselo mal. Hoy fue tema de risas por cualquier bobada: había material para reir hasta llorar! Sí, desde el pisotón que le clave a Osvaldo porque no me marcó a tiempo y me puse a hacer ochos adelante, (lo siento, boludo...) hasta la piba del pantaloncito azul "untado" en las piernas (juro que tampoco sé cómo algunas mujeres se ponen los pantalones tan pretados que se ponen).
Y ha sonado este tango. Nunca lo había oido, la tipa que lo cantaba no me gustó. Y cuando me dijo Osvaldo que era de Gardel, y el nombre, me largué a buscarlo. No tengo ninguno tipo de objetividad con Gardel, ya lo sé... y sé que hay más que sólo el Gardel. Pero puedo dármela de sibarita o de terca o de pelotuda en este asunto, ¿verdad? Bueno, permítaseme ser lo que mejor juzgue usted que yo pueda ser en esta materia.
Oir la letra y yo empezar una diatriba sobre lo ambigüa de la moral del tanguero. Se rodeaba de prostitutas y las criticas. El tango deriva de la milonga, género popular en los prostíbulos de la época. Nace el tango como un baile que practicaban exclusivamente los hombres como un "contrapunteo" ingenioso que pretendía seducir a las mujeres. Luego se empezó a aligerar de distancias, se agregaron rizos y contoneos peculiares y se bailaba con las mujeres que se prestaban para semejante desfachatez de moralidad: las prostitutas primeramente. Pero las critica ardua, dura y despiadadamente el tanguero que las encuentra cara a cara en sus barrios humildes de arrabal. Única concesión: antes de largarles su reproche moralista, reconoce que las condiciones de vida precarias de la mujer hacían de ella un blanco fácil para hombres adinerados y codiciosos de sus encantos femeninos descollantes. Osvaldo, claro, me oía con cierta seriedad... y luego algo de burla.
O: A vos no se te escapa el trasfondo de nada, cierto?
L: Siempre se me escapa algo... esto porque me toca el fondo femenino. Nadie está en capacidad de criticarle la opción laboral a nadie. No todas las prostitutas lo son porque no les quedó más remedio, ni todas las que no tenían más opción se quedaron a prostitutas. Siempre ha sido una actividad lucrativa a rabiar y quien no lo ejerció bajo el argumento de que "eso no es camino para una mujer decente como yo" no tiene derecho a criticar a la valiente que dijo "pues, por este camino iré yo" porque, al fin y al cabo, muchas violaciones nos hemos evitado las "mujeres decentes" gracias a los generosos, nunca bien pagados y hasta mal retribuidos favores de estas, agraciadas o no, damas de la sociedad.
Se me quedó viendo, asintió, sorbió vino, se quedó viendo a la pista. Tomé mi vino, eché un ojo a la pista, oí el escandalazo de risas detrás de nosotros... y salió a preguntarme serio, serísimo el pibe Osvaldo:
O: Jodido lo que acabas de decir... las mujeres tienden a ser más crueles con las mujeres. Son las que empuñan el insulto "puta" con más facilidad que los hombres...
L: Sí, lo sé. Pero no todas las que insultan se dedican a insultar por medio de las profesiones...
O: Ya. Es cierto, probablemente. (pensativo y ausente, mirando su copa de vino. )
L: .... (Sorbiendo un traguito de vino y pensando en que ese viejito, con ese bastón colgando de la muñeca que tenía apoyada en la cintura de su pareja, amenazaba con partirle las piernas a la dama o matar a alguien en la pista si el bastón era violentamente volado con algún rizo que hicieran en la pista ellos dos)
O: Y vos... si hubieras de vértelas en la obligación de escoger entre una u otra profesión, si no tuvieras profesión, si tuvieras que seguir el camino de obrera decente o prostituta... cuál escogerías?
L: Y no sé...
O: (Casi se ahoga con el vino, le tuve que golpear con la mano en la espalda... Cuando se recuperó, me veía con los ojos desorbitados y tosió las dos veces que intentó hablar)
L: Bueno, es que le he dicho a mi papá, más de una vez, que todo el que trabaja por un salario, para cobrar algo a final del mes o de la quincena, es una puta. Ejerces un trabajo en el que te vendes al mejor postor... no sueles quedarte en el trabajo peor pagado a menos que en el mejor pagado te hayan hecho pasar las verdes y las maduras. Una puta no se quedará con el cliente que más le pega aunque le pague más porque, con la cara amoratada, terminará sintiéndose peor... ¿No?
O: (Sorprendido, abismado...en shock) Jajajaja... qué jodida manera de ver las cosas que tenés!! Según tu teoría, entonces soy una puta también?
L: Y no me lo tomes a mal... yo también lo soy! Lo que pasa es que no comercio con mi cuerpo. No sé que barrera habrá que romper para hacer eso. En mi opinión es la pura ignorancia de cuán fácil o cuán difícil lo único que me impide hacer una evaluación absoluta de la profesión más vieja de la humanidad... y tú y yo como profesionales. Las admiro porque no sé si yo sería capaz.
O: (Meneando la cabeza, divertido...) Jajajajajajaja... sos peor de lo que pensé, no se te escapa nada y si se te escapa es porque ya lo tienes estudiado de antemano y meditado desde siempre... ¿qué se necesita para sorprenderte?
L: Jajajajajajajaja... (pero nerviosa mal... ¡¿a dónde va el pibe con esa pregunta?!) Es fácil, no sé pero siempre me sorprendo! Jajajajaja...
O: Jajajajajaja... me emputece* verte reir así...
L: Ja... ja... ¡¡¡¿¿Qué??!!!
O: Jajajajajajaja... tenés razón, te sorprendes fácil!! RE-facil.
L: Jejem... ejem... je... jum...
O: Vení, que si no nos movemos me sacarás otra teoría loca de la letra de la canción que está por empezar...
L: Sí, andá, culpame a mí de ser tu profe de vida e inmigración...
O: Jajajajaja... es verdad! Sos mi profe!
L: O tú mi profe... ya no sé... yo creo que es mútuo...
O: Ah! Tan linda, bombón...
*(emputecer = calentar)
Tan linda yo... y de paso bombón. ¿No se le ocurrió algo más sexista para calificarme? Yo no sé qué pensar del pibe y sus jugarretas, pero mal me las estoy viendo por mi inocente sinceridad espontánea...
Pero tú tranquila, Margot, puta o no, sos eterna, iconoclástica y siempre connotada.
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