31 mar 2009

Confesión

Fue a conciencia pura que perdí tu amor...
¡Nada más que por salvarte!
Hoy me odias y yo feliz, me arrincono pa' llorarte...
El recuerdo que tendrás de mí será horroroso,
me verás siempre golpeándote como un malvao...
¡Y si supieras, bien, qué generoso
fue que pagase así tu gran amor..!
¡Sol de mi vida!...fui un fracasao
y en mi caída busqué dejarte a un lao,
porque te quise tanto...¡tanto!
que al rodar, para salvarte, solo supe hacerme odiar.
Hoy, después de un año atroz, te vi pasar:
¡me mordí pa' no llamarte!...
Ibas linda como un sol...¡Se paraban a mirarte!
Yo no sé si el que tiene así se lo merece,
sólo sé que la miseria cruel que te ofrecí, me justifica
al verte hecha una reina que vivirás mejor lejos de mí..!
Confesión. Enrique Santos Discépolo.

La ví riendo nada más entrar. Hoy tocaba cita con Osvaldo en la peña tanguera y llegué bastante más temprano de lo que pensaba. Pedí un tinto y me senté en un banquito... a esperar que el reloj pasara. En eso oí un estruendo de risas cerca de mí. La chica que había visto al entrar pero que no había detallado.

Pelo negro, uñas escandalosamente rojas y atrozmente largas. Tez bronceada. A gritos reía y soplaba el aire del cigarrillo que fumaba entre una y otra carcajada. Dos amigos, dos amigas. Ella reía y reía... más fuerte de lo que parecía ser esperable por el chiste pues las risas de sus amigos se apagaban pronto.

Al principio me pareció que estaba pasada de tragos. Seguí oyendo la música, alguien me pidió para salir a bailar, me excusé amablemente diciendo que esperaba que llegara un amigo... y seguía riendo la nena de pelo azabache y uñas de homicidio. En eso la oigo:

"Es que no sé qué hacer... dice que él sabe que me perdió, que queriendo rehacer todo la embarró, que sabe que yo no puedo recordarlo felizmente, que se portó mal conmigo y que es un nadie... pero que soy distinta a todas las que ha tenido, tan distinta que soy como un sol que vino a iluminar su oscuridad, que conmigo salió a relucir un hombre que él no conocía, lleno de ideas locas, de planes hermosos... y que él sabe que yo no lo voy a dejar entrar más en mi vida, pero que, como él se merece mi desprecio y mis argumentos para alejarlo, mi desprecio habrá de servirle de alimento a su empeño de seguir buscando volver a mi vida. Ya no sé qué hacer para espantarlo. Y dice que aunque nunca más vuelva con él, habrá de alegrarse de mis logros, de mi hermosura, de mis hijos cuando los tenga... aunque él no sea el padre. Porque a mí me ama como no amó a nadie antes y fui lo que nadie fue en su vida"

Ahora empezaba otro cigarrillo. Era el tercero pero fue el primero que le ví fumarse ensimismada. Los amigos le daban argumentos para "espantarlo", argumentos a los que ella respondía meneándoles la cabeza y diciendo "ya lo hice" o "ya se lo dije", según fuera el caso. A mí, mientras ella narraba el cuento, se me pintó claritito el tango que inmortalizara el Zorzal criollo.

El muchacho de la barra me vió mirando fijo a mi vino y me preguntó si todo estaba bien. Me le quedé viendo fijo y le dije que sí, que estaba recordando el tango "Confesión" y se sonrío y me dijo que no lo conocía. Le conté brevemente la historia y me dijo que a lo mejor si oía algún acorde se acordaría. Empecé a cantárselo, viendo a la copa de vino en mis manos y con la seguridad de que algo se oía en la mesa de al lado.

Al terminar, detrás de mi espalda, se oyó un aplauso que moderaba su volumen e iba acompañado de un "bravo, bravo". Era Osvaldo, nunca supe cuando llegó. Se acercó, me saludó con un beso, pidió un vino y se sentó a mi lado en la barra:

"Imposible creer que seas tan venezolana con esa manera de sentir el tango. A tí te sacaron de un barco para Argentina y te pusieron en el que iba a Venezuela con el despacho de nenes del día... ah? O andas inspirada y hoy vienes con ganas de bailar?"

Sonreí. La chica de las uñas escandalosas y la cabellera noche me veía con la mirada ausente y el cigarro entre sus dedos de la mano derecha.

4 comentarios:

el secreto de monalisa dijo...

a veces una se aleja sin motivos, una chica de la oficina, dejó a su novio que tenía en el mismo trabajo, porque se sentía que no podía avanzar, se lo dijo, de una forma en que quedaran de amigos, pero el tipo no la dejaba ir, pidiendo consejos, una compañera le dice, dile que andas con otro y listo. Y se lo dijo, pero el tipo más nunca le volvió a hablar...

perodó lo largo del comentario... me encantó el poema y el relato a ritmo de tango...

Lulu dijo...

Secreto de Monalisa:
Y sí, lo peor del caso es que el que no quiere, no quiere. El que se empeña, se empeña. Y no hay peor ciego que el que no quiere ver...

Lo bueno, en el caso de tu amiga, fue que el tipo se alejo. Lo malo, en el caso de una vecina de mi edificio, fue que el edificio entero estaba pendiente de qué cosa le había hecho el ex a su carro, pintado en la cartelera y pegado en la pared de entrada del edificio luego, cuando la junta de condominio cambió las llaves.

El comentario? Tranquila. Puede ser del largo que sea! Me encanta que te sientas como si te pudieras extender en tus notas, como si estuvieras en tu casa.

Acá seguimos tangueando... cuando la ocasión lo amerite! ;)

Anónimo dijo...

Historias como sacadas de un libro de la Mastreta,
Buenisimo el relato.

Lulu dijo...

Mimi:
Ay! Qué honor!! Comparándome con Angeles Mastretta?? Vaya por favor!!

Bueno... muuuuuchas gracias....
Aunque creo que todavía me falta!!