"Y, al final, sale un sol incapaz de curar las heridas de la ciudad
y se acostumbra el corazón a olvidar."
Llueve sobre mojado. Fito Paez.
Por alguna razón me despertó el viento en las ventanas, el tic tic del agua golpeando los vidrios de las ventanas de mi dormitorio, a las 2 de la mañana. Sepa la distinguida audiencia que yo duermo, según alguien lo definió una vez, "obscenamente profundo", al punto que la persona hubo de perturbarme hasta que me removí y cambié de lado para seguir durmiendo. Eso le sirvió para comprobar que no moría, que yo sólo dormía.
Es por eso que digo que por alguna razón, anoche a las 2 am, el viento en las ventanas y el tic tic del agua golpeando los vidrios de las ventanas me despertó. Ha de haber sido particularmente fuerte o mi estado de sueño rozaba los niveles de la duermevela. El caso es que el gotear del cielo me arrulló aún más profundamente porque, según mi sentir actual, la lluvia sólo sirve para regar la tierra y aletargar profundamente a los que ya duermen.
Cinco horas después me desperté y seguía lloviendo. Había cesado en algún punto, eso lo supe, pero había vuelto a empezar a llover. "Llueve sobre mojado" fue lo primero que pensé. Luego me acordé de lo que significa esa frase en español: "dícese de algo que se dice o se hace pero que no aporta nada nuevo al tema o la discusión". Mi mente mandó a callar a la vocecita que acababa de recitar esa definición y quiso volver a dormir. No sin antes decir para sí "qué rico que es cuando llueve y uno puede dormir." Allí hizo click mi memoria y me acordé de lo que era y lo que es la lluvia en mi vida.
Hace tres años la lluvia era razón de pánico paralizante para mí. Había pasado a significar muchas cosas que, gracias a muchos eventos, hoy día tengo almacenados convenientemente en cajitas que puedo abrir, ver, cerrar, limpiar y volver a colocar en la estantería de los recuerdos. Para mí, hoy, la lluvia ha venido a ser un arrullo tierno que me hace dormir.
Y en la cara me acaricia la brisa de esta mañana fría, recordándome lo mucho de triste que la lluvia tuvo para mí y lo mucho de lindo que hoy tiene, al punto que hasta me inspira a escribir.
Pero sé que llegará el día en que leer estas palabras me haga recordar lo milagroso que es ésto para mí aquí y ahora. Porque para entonces, probablemente, la lluvia y lo que ella me produzca, será como dice la canción, llover sobre mojado...
Esa es la naturaleza humana: a veces y, luego de un tiempo, los milagros nos parecen cotidianidades, cosas olvidadas.
1 comentario:
La lluvia nubla tus ojos, no te deja ver perspectivas, entonces lo mejor es meterse en la cama y dormir bajo el arrullo de su cadencioso sonido....escribes muy bien...da gusto leerte, ademas tienes ese punto de sazón que es tu ingenio...un abrazo de azpeitia
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