Cuando manyés que a tu lado
se prueban la ropa que vas a dejar...
Te acordarás de este otario
que un día, cansado,
¡se puso a ladrar!
Yira, yira. Letra y música Enrique Santos Discepolo.
Dicen en la religión católica "Polvo eres y en polvo te convertirás". Ayer, como nunca antes, la frase se hizo patente en la boca de mi familia cuando un familiar cercano quedó reducido a exactamente eso: cenizas.
Se nos fue en la madrugada del 31 de diciembre y lo mantuvieron vivo a fuerza de medicamentos (inconsciente, con daño severo en el cortex cerebral por un paro cardíaco y respiratorio que ameritó 8 descargas del desfibrilador... lo trajeron a este lado de los vivos "arrastrado", como quien dice) para cobrar 5 días extra de clínica. Feroz, ¡y puedo demostrarlo!
La familia, dividida entre Caracas y Margarita, tuvo que exponer no sólo sus miserias humanas sino también las financieras ante un medicucho inescrupuloso y una administración avara en una clínica en Margarita para que finalmente le soltaran el cordel y lo dejaran partir.
Al quitarle todos los artilugios mecánicos y eléctricos, se nos fue, como una palomita, en menos de una hora. El garrote que tengo entre los omóplatos y el cuello se irá en unos días. El dolor se irá tal y como la sensación de "fragilidad de la vida" que embarga al resto de la familia: algún día. Con la esperanza de que sea pronto.
Pero de todo lo que pasó en este velorio que terminó en cremación, por petición del difunto, lo que más me llamó la atención fue la actitud de una de las hijas del difunto. Porque el mundo nunca se paró al morir nadie, tampoco me asombró que se detuvieran sus maquinaciones habituales, pero por el momento delicado en que nos encontrábamos, esperaba que fuera más sutil en sus acechanzas y posiciones. Cual buitre se abalanzó sobre cada uno de los asistentes al velorio y estudió sus gestos, sus cavilaciones y sus debilidades y a cada uno abordó de formas diferentes con un tema central: los bienes que dejó el finado al morir.
Y diciendo como el tango, me limito a pensar que ayer, como nunca, uno de los hermanos la puso en su sitio y la hizo callar sin ningún argumento para esgrimir...
"Verás que todo es mentira,
verás que nada es amor,
que al mundo nada le importa...
¡Yira!... ¡Yira!...
Aunque te quiebre la vida,
aunque te muerda un dolor,
no esperes nunca una ayuda,
ni una mano, ni un favor."
Yira, Yira. Letra y música: Enrique Santos Discepolo.
2 comentarios:
.... Polvus eris et in polvus reverteris
Grítame, grítame fuerte alma desvalida de amor, del calor de mis semejantes.
Trepa mi garganta, sangre sin rumbo,
inunda mis arterias, desparrama tu savia,
dime que estoy vivo que es verdad lo que veo.
Que mi capacidad de indignación no me sumerja en la locura de no comprender nada.
Que soy solamente uno más en este mundo
estúpido, inconsecuente, de seres marginales
inocentes que viven el milagro de la evolución,
de la fuerza de la supervivencia, mirando la maravilla de cada amanecer, de cada noche sin estrellas.
Que ellos tratan de sobrevivir y cumplen las reglas de la naturaleza, casi diría ayudándose unos a otros.
Somos otros seres vivos, los que nos llamamos a nosotros mismos humanidad, los que caminamos al suicidio colectivo, los que rompemos el equilibrio milenario de este desconocido universo, en brazos de la más sublime ignorancia, del egoísmo criminal sin límites de esos hombres y mujeres, que se sienten poderosos tan solo por un momento por un segundo, por una fracción infinitesimal de nuestra miserable historia.
Que deciden nuestra existencia oprimiendo una simple tecla de plástico.
Dime si soy capaz de sentir, si sienten igual que yo los seres vivos que nos acompañan en este viaje, si tienen alma, si sufren nuestra ignominiosa vertiente de crueldad sin límites.
Ponte de rodillas por un momento sobre la áspera y dura tierra y siente el dolor en tus rodillas por las piedras del camino.
Cógela con tus manos y avéntala con el aire de tus pulmones, para que se extienda y vuele.
En cada átomo, en cada molécula de esa tierra está escrita la vida de millones de seres vivos convertidos en lo que un día seremos nosotros....polvo...sí, eso...polvo.... "Polvus eris et in polvus reverteris".....amén
Si entras en mi página y bajas unos pocos Post, la encontrarás con música y todo.
Estoy de acuerdo contigo...el muerto al hoyo y el vivo al bollo...decimos en españa...espero que te habrás recuperado de semejante -tour de force-...un abrazo desde azpeitia
Linda! Me preguntaba si sería una canción o un poema. Veo que no... Me voy a poner a hurgar con calma en tu blog en estos días para encontrar el podcast.
Sí, mi familia (por alguna ascendencia canaria) también tiene ese dicho en la lengua. Pero no en esta ocasión. A mí me afecta más el aturdimiento de los otros vivos que me rodean en la familia que el muerto de la familia.
Y sí, bastante bien me recuperé. La muerte es una vieja compañera de mi camino y hace 3 años me sacudió el piso y la vida. Pero de eso hablaré luego, en otro post, en otra ocasión.
Un abrazote! Y gracias por la fidelidad y el estímulo... de verdad, gracias.
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