7 dic 2008

La mujer de las estaciones

Dicen que era una criatura maravillosa, de cabellos desordenados y voz melodiosa.
Cuentan que hablaba con las estrellas y bailaba con el sol, que sus cabellos eran azules como el cielo en verano y sus pies muy negros, como la tierra fértil por donde caminaba.
Cuenta, los sabios del pueblo, que su risa era como oir el canto del canario en mi jardin y que sus manos eran pequeñas, menudas, muy delicadas.
Dicen, todos, que era linda, que era pequeñita y que era muy andariega.
Un día, según cuentan, salió de su casa y se fue al monte a buscar flores.
Allí corrió con los pájaros y voló con los conejos.
Y corriendo y volando se perdió en los montes.
La cuidaban los búhos y la vigilaban los topos.
Se le acercaban los ratones y le traían comida.
Las culebras le huían porque era tan hermosa, tan frágil y tan niña, que sus abriles intimidaban.
Dormía en el día, viajaba de noche, cuidada por la luna. Los lobos la guiaban y los grillos le cantaban.
Vagaba por los montes buscando su casa.
Muchas lunas llenas después, la encontró un granjero que la invitó a pasar a su casa.
Su sopa le calentó la barriga, el vino le dió color a sus mejillas y la mujer del granjero la acomodó en un rincón de la casa, al lado del fuego.
Sus amigos, los eternos lobos, los inseparables búhos, los alegres grillos, los tímidos conejos, los silentes topos, los inquietos ratones y los juguetones pájaros la esperaron afuera un día, dos días, tres días.
Cuentan que aunque se sentía muy cómoda en ese rincón de la casa, sus pies le picaban y le dolían por no seguir caminando.
Se dió cuenta que ya no pertenecía a una casa, sino a los montes.
Se dió cuenta de que, aunque la encontrara, nunca podría estar bien en la que fue su casa.
Así las cosas, una noche, como vino, se fue.
Sus amigos los búhos y los lobos, los grillos y los conejos, los topos, los pájaros y los ratones salieron a abrazarla y poco a poco la fueron llevando por montes y valles, por prados y ríos, por riachuelos y estancos.
De Salta a la Tierra del Fuego.
De Concepción a Santiago.
Caminó y caminó.
Y por estos montes deambuló.
Cuentan los sabios que si en las noches de luna nueva logras ver a una mujer casi niña, de manos menudas y melena desordenada, de piel blanca y pies negros, de cabellos que bailan con visos azules y pájaros a su alrededor, no la debes molestar.
Es la mujer de las estaciones.
Es la que lleva los vientos de un lado al otro.
La que organiza las cosechas.
La que recoge las risas de los niños en los maizales durante el verano y las convierte en abono para pasar con buena comida los fríos del invierno.
La que lleva el calor del sol a las vides en las noches y hace salir el buen caldo de esta región.
Y, si me preguntas un poquito, te diré que es la mujer más hermosa y risueña que he visto en mi vida.
Y que no me atreví a molestarla porque, como las serpientes, sus escasos abriles y su lozanía hermosa, me intimidan.
Tal vez, si me preguntas, te hablaré de ella, la que nunca conocí.

5 comentarios:

Unknown dijo...

¡que bonito cuento! no has pensado en escribir cuentos para niños ya ves la escritora de harry potter tiene muchisimo exito quizas ahi este la clave saludos

Lulu dijo...

Ah!!! Qué lindo tu comentario!!!
Bueno, no he pensado en escribir cuentos para niños... fíjate que me has dado un nuevo filón.
En realidad tengo por ahí un atado de cuentitos para dultos, que quizás termine publicando acá algún día. Por lo pronto, me limito a escribir en función de lo que la música, los gestos, los ánimos y la poesía me inspire. Este cuento nació a raíz de una canción de una artista chilena... Mariana Montalvo. ¿La canción? "india Song".

Y el éxito viene dado porque se hace lo que uno cree como camino suyo, lo que le gusta, lo que le llena... Allí está la verdadera clave ;)

Un abrazo enorme!!

Azpeitia poeta y escritor dijo...

Siempre la mujer ha sido el símbolo de la sensibilidad, de la ternura, del calor...del amor en una palabra...es la madre de la tierra en la que vivimos, sin ella no seríamos nada, no habría vida en la tierra...los pueblos que no respetan a sus mujeres, son pueblos despreciables...enhorabuena por tu hermoso relato, compendio de esas virtudes de la mujer entre las que también figura la resignación...un abrazo de azpeitia

Lulu dijo...

Ah! fíjate, el rasgo de la "resignación" sí está presente pero no como parte importante de la mujer... Gracias por fijarte en ese pequeño detalle de mi texto. Ojo atento el tuyo! :O

Daniela dijo...

Que lindo cuento!!
deberias escribir algunos mas =)