10 jul 2011

Lienzos

Soy cuidadosa con las experimentaciones. No así con todo lo que hago, puedo darme cuenta. Sí, me puse a revisar las telas de mi vida. No sé qué hace que piense no que mi vida sea un lienzo, sino varios. Y los que no me gustan, los voy arrumando en mi memoria, en el ladito de las cosas que no me gustan, que no quisiera recordar más y que, si pudiera, las borraría.

Pero, me estoy dando cuenta ahora, que si las viví fue porque lo que me enseñaron no lo sabía o no lo tomé en cuenta. En el segundo caso, la vergüenza, mi vergüenza, acompaña al sentimiento. Esos son los episodios que verdaderamente arrumo en la memoria.

Y me está dando por querer sacar cachivaches del ático. Por quemar lo que yo no considero ni digno de ser visto por mí.

Pero, luego de hacerlo, no sé que pueda pasar conmigo. Sospecho que podría repetir los errores por no tener nada que me recuerde que ya por allí transité y bien no me fue.

Creo, entonces, que debería mirar a esos lienzos que tengo escondidos con la benignidad que se merecen y el cariño que todavía les tengo. Son telas que yo pinté, al fin y al cabo. Creaciones que, con los años, he intervenido o reproducido luego... pero infinitamente mejoradas.

Siento, de repente, que me puedo regalar un nuevo lienzo cuando quiera. Cuantas veces quiera. Sólo así podré practicar lo que ya ensayé o mejorar lo malogrado.

Al fin y al cabo, antes fui sólo que que podía ser, no más. Pero, cuan importante!, no menos. así que, creo, no debería avergonzarme de nada. Ni de antes ni de ahora. Debería, mas bien, abrazarme y felicitarme por lo mucho hecho.

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