3 jun 2010

Antes que tu partida sea la marca indeleble de nuestros días

Me vestí de los colores que más te hacen sonreir.
Hice a un lado mis cansancios,
y en medio de mis fatigas, me colgué la sonrisa más bonita para tí.

A mis ojeras las llené de cosas menudas.
A mis manos, las despojé de obligaciones.
A mis piernas las puse en descanso y me senté a esperarte.

Pero tú no apareces.
Te sé en tu allá, mientras sigo en mi aquí.
Te sé ocupado, mientras yo me ocupo también.

Se me acumulan las opciones y los trayectos.
Se me aparecen opiniones y consejos no pedidos.
Y me pregunto si esto es todo, si la nada es lo más a que puedo aspirar...
... mientras espero tus miguitas del fin de semana.

Y no tengo ya días que no sean de semana.
Entre el trabajo y los trabajos acumulados, ya no me queda mucho para nada.
Salvo para tí.

Y últimamente lo estoy llenando de cosas.

Así no me vuelve loca esperándote, extrañándote, anhelándote.
Así no se me acumulan las ilusiones, los colores, las sonrisas.
Sólo saco una, la mejorcita. Las demás las escondo, las arrumo, las tiro.
No sirven de nada, no dan sentido a mi vida.

No sé si sólo sirvan para dar color a tus días.
Pero, si es así, y así han de ser los demás días de toda mi vida, discúlpame:
no quiero saber nada de tu vida con la mía.
No quiero saber de mi vida en tu vida.
No quiero saber de nuestras vidas.

Así, si no riegas de vez en cuando con un poco de agua esta florcita,no esperes, al cabo de los días, encontrarla marchita.

Y no te sorprenda si no recibes más líneas mías: ya me cansé de pedirte que me escribas de semana en semana un par de veces, alguna nota, alguna carta.
Ya me cansé de preguntarle al viento por tus colores y tus cabellos.
Ya me cansé de mirar al cielo y no encontrar el camino a tu cielo.

Me voy a la cama, con los colores que más te hacen sonreir, con la mejor de mi sonrisa y las ojeras llenas de cosas lindas.

Me voy a abrazarme de Morfeo, la única compañía cierta en la larga sucesión de mis infinitos días.

Que yo, ya me candsé de dar sin exigir. De no presionar para no molestar. De enseñar con el ejemplo. Si no quieres, no quiero porque no lo merezco.

Que te vayan bien todos los días que hayan de venir... antes que tu ausencia sea la marca indeleble de nuestra partida.

2 comentarios:

marichuy dijo...

Qué necedad la nuestra, verdad Miss Lulú? Qué afán por no importunar al otro, por dar sin esperar nada a cambio, por no hablar o no gritar o no lo que sea para no molestar. Qué ganas de diluirse una misma, con tal de que ni la sombra o el aire que respiramos, le inquiete al otro.

Le dejo un abrazo

PS A veces ni los brazos de Morfeo los tenemos asegurados (lo digo por las eventuales noches de insomnio).

Anónimo dijo...

asi es Lulu... parece una maldicion o será una bendicion pero siempre la mujer se da más... se entrega más...
y solo espera un migaja de cariño y ese es el cielo!
un enorme abrazo
=)