Querido...
Qué alegría recibir respuesta a mi misiva! Tanta espera ha valido la desidia de mi nostalgia!
Entreténgase, distánciese, admire a otras chicas lindas, pero nunca abandone la mirada sincera de mi lectura atenta y el cariño que le prodigan mis letras sinceras.
Tómese su tiempo, comparta su espacio, acérquese al espejo y mírese detenidamente: haga todo como mejor crea para no morir en el intento ni dejar morir ningún proyecto.
Siga siendo usted, siga siendo único... y siga leyéndome. Le juro que sé que lo hace aunque no me lo diga. Aunque yo no lo lea...
Y antes de concluir estas palabras: deje de pensar en los casos que no funcionaron. Deje de recordar su pasado. Si algo falló, déjelo. Si algo no funcionó, decida que fue mejor así para usted. Y siga caminando, encontrando nuevas oportunidades, nuevas ocasiones, nuevos senderos...
Yo seguiré aquí, fiel a su correspondencia. Leyéndolo cuando tenga a bien escribirme. Escribiéndole, aún sin saber cuándo haya de responderme. Alimentando mi nostalgia con esperanza y saltando de alegría cuando tenga la dicha de volver a leerle en mis letras.
Un beso. Que esté bien...
L.
(A Mr.D por sacarme una sonrisa de picardía ante la ocurrente idea de dar continuidad a la serie de cartitas del siglo pasado.)
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