Juego de palabras

Paseando por el blog de un nuevo amigo, en España, me quedé mirando laaaaargo rato a una de las columnas marginales de su site. En ella aparece una cantidad de información diversa. Precisamente he querido evitar esas columnas en mi blog porque suele pasar lo que me pasó: distraída del contenido real de su blog, me quedé analizando la mentada columna.

Y me fijo que en un entrecomillado aparecen las siguientes palabras: amor, farol, zapato, pena, colchón, ruibarbo, arena, prudencia, veloz, ausencia, reloj, mañana, descalzo. Se trata de una selección de palabras para que hagan con ellas un poema. Todo, dentro de la sección de "el poeta pobre".

A mí me dió ideas, me dió una curiosidad chiquita en el corazón y me provocó "robármelas" para hacer con ellas algo.

Sí, tal cual, algo. No siempre agarro la máquina y me siento a escribir algo que pensé que debía escribir. Y no siempre me sale, al escribir, lo que ya tenía estructurado punto por punto en la mente. Así que en esta ocasión, como en otras antes, me enamoré de las palabras, me arrebató la curiosidad y escuché clarito una vocecita interna que me dijo "¿Y sí tú le dieras a lo de escribir algo con esas palabras?" Así, pues, me dió por escribir ese algo.

No sé si una poesía o una canción, una prosa escrita o un desamor. Da igual, no? Al fin y al cabo, lo único que veo tanto a la luz de un farol como en la complicidad por las penas que produce un zapato; en un colchón usado o en un corazón dibujado en la arena húmeda de una playa; en la ausencia pintada en la mirada de un hombre y en la infinita lentitud con que se arrastran las horas en un reloj; en la mañana de un domingo paseando descalzo por un parque; en el complejo color del ruibarbo que tan generosamente alimenta y endulza paladares, o en la veloz improvisación que se hace para captar la atención de una muchacha hermosa es lo mismo: amor. Amor desprovisto de toda prudencia.